En tiempos de crisis, hay que saber diversificar.
31-12-2019.- El empresario salmantino Juan de Miguel García, presidente del grupo empresarial SIECSA, acaba de recibir el premio ‘Torrelaveguense Ilustre’, una distinción que el grupo cántabro de opinión Quercus, concede cada año a personas que desarrollan una destacada labor social, empresarial y cultural en la región.
– ¿Cómo ha llegado un salmantino a hacerse con un premio tan importante en Cantabria?
– Bueno, llevo 46 años en Cantabria, en Torrelavega, exactamente. Emigré al País Vasco por motivos laborales, para buscar mi primer empleo y ya me asenté aquí. Me sigo sintiendo salmantino, y visito mi pueblo y la ciudad todos los años, aunque reconozco que ya he echado raíces en esta tierra y aquí está mi vida.
– En la extensa lista de premiados por este colectivo de opinión, es usted el único empresario que ostenta el título…
– Efectivamente, por eso que tenga una especial importancia para mí. Las personas premiadas en ediciones anteriores son conocidas en la vida cultural y social de Cantabria, gente con notoriedad. Además, ha sido completamente inesperado. Me siento muy orgulloso de que reconozcan, que mi trayectoria profesional haya contribuido al desarrollo de esta tierra de acogida en la que me siento integrado.
– El grupo SIECSA, nació de SIEC, una empresa constructora
– Sí, en el año 1976 fundé SIEC, una empresa constructora. Empezamos con una máquina y un equipo humano de cuatro personas. Recuerdo que la primera obra importante fue la pavimentación de un arroyo que pasaba por la calle Cotero de Torrelavega y acabamos la urbanización del recientemente construido Mercado Nacional de Ganados.
– Esa pequeña empresa se ha convertido hoy en un grupo empresarial que abarca sectores muy diversos y con una estructura humana de 340 personas…
-Sí, de esa empresa inicial, dedicada al sector de la construcción, que es en el que yo me formé, hemos diversificado a otros sectores. La crisis nos ha obligado a modificar el modelo de trabajo y buscar otras áreas más competitivas. La construcción ya no es lo que era, la sociedad demanda otros servicios. Para ello, buscamos socios especialistas en esos nuevos ámbitos laborales y con ellos hemos formado nuevas empresas que dan servicio a la sociedad.
– ¿Cuáles son esas empresas?
-Explotamos y gestionamos la Cueva del Soplao, a través de la firma Turismo del Nansa, -construimos todos sus edificios y nos hemos quedado con la gestión-. Nos encargamos de la Logística Sanitaria del Hospital Marqués de Valdecilla en el almacén, los archivos y la digitalización, para lo que fundamos la empresa Traza, Logística Sanitaria. Y con la marca Hotel Torresport entramos en el sector hotelero. Este centro, ubicado en Torrelavega, cuenta con un centro deportivo en el edificio anexo, del que también nos encargamos, al igual que del Centro Deportivo Mataleñas, en Santander.
– Y además, siguen creciendo en el sector de la obra civil y construcción…
-Seguimos creciendo empresarialmente con firmas como TRACMAN, de fabricación de hormigones; y otra de fabricación de áridos, Iniciativas de Vargas. En Bilbao fundamos la constructora BEZEL, extendiendo su actividad a Marruecos a través de una Delegación de SIEC, principalmente para construcción de naves industriales. Al tiempo, creamos en Tánger TECOSOL, que está dirigida a la construcción de acabados de pavimento industrial.
– ¿Y cuál es la fórmula para haber levantado este grupo empresarial, partiendo de una constructora y a pesar del azote de la crisis?
-Básicamente el trabajo, la constancia y tener la capacidad de abrir la perspectiva de negocio, no cerrarte a lo que sabes hacer, buscar lo que la sociedad demanda en cada momento. Nosotros seguimos diversificando y apostamos por sectores nuevos, apoyándonos en la reinversión de los beneficios que generamos.
– Al principio, comentó que se marchó al País Vasco para buscar un empleo…
– Yo estudié Formación Profesional en Ciudad Rodrigo y después me marché a Béjar, para hacer Ingeniería Industrial. En aquella época no había mucho trabajo por Salamanca, las grandes industrias estaban en el norte, así que me marché al País Vasco. Recalé en una empresa que se expandió a Cantabria, donde me enviaron a mí, con el objetivo de poner en marcha una delegación.
Con la crisis del petróleo de los años 70, la empresa vasca quebró y cerró las instalaciones. Entonces fue cuando decidí quedarme en Cantabria y empezar de cero con mi propio negocio.
– ¿Ha desarrollado algún proyecto en su tierra a lo largo de estos años?
-Pues no hace mucho nos encargamos de la construcción de un supermercado de la firma cántabra Lupa, en Guijuelo, pero nada más. También hace ya años, trabajé con PASS, en una UTE, para el Gobierno de Cantabria. Nos encargamos de un tramo de carretera.
– Volvamos a sus orígenes salmantinos… Comenta que viaja hasta su pueblo un par de veces al año.
-Sí. Me gustaría hacerlo con más frecuencia, pero el trabajo me lo impide. Soy de Sepulcro Hilario, cerca de Ciudad Rodrigo. Allí vive mi hermano y me gusta visitarle y reencontrarme con las raíces. Solemos ir a comer producto de la tierra a Dios le Guarde y también a Morasverdes. Y, por supuesto, visitamos Salamanca, para disfrutar de un buen paseo y hacer compras. Confieso que aprovecho cada visita para comprar toda la ropa de temporada en una tienda de confección de caballero que está junto a la Plaza. Ya se ha convertido en costumbre.
– ¿A quién dedicará el premio el día de la gala de entrega?
– En primer lugar, a mi mujer y mis hijas por apoyarme y soportar tanta dedicación a las empresas. Y también a todos los trabajadores del Grupo de empresas por su esfuerzo y profesionalidad, pues suponen el mayor activo con el que contamos.